Espacio, luz y tiempo
Pasado, presente y futuro en la luz del día
Grecia Gómez
Grupo Representativo de Escritura Creativa
El amanecer envuelve las horas de la mañana, la primera luz entra por la ventana y limpia la noche, filtra la oscuridad y crea nuevas formas con ellas; largas, cambiantes a cada segundo, a cada día, crecen, rotan y se funden.
Los materiales empiezan a manifestar sus propiedades al reflejarse, y lo seguirán haciendo durante el tiempo de luz, casi mirándose al espejo, sin máscaras ni engaño. No son falsas sonrisas o expresiones calculadas, son sentimientos a flote reflejándose, provocando rostros húmedos con narices rojas y labios tensos.
Durante el mediodía, en el cenit, con el calor robando el aliento y el sol buscando proyectarse en todos lados, puedes tratar de capturar la luz y el tiempo, pero siempre se escurrirá de tus manos. Y, mientras lo hace, te bañará en el pasado, que extrañarás aun cuando sigas atrapado en él.
la certeza de una nueva luz o la añoranza del paso de las horas
Y pareciera que no tiene importancia si el vaso/día está medio lleno o medio vacío: estás en el medio, la división del día, incluso tienes el lujo de sentir confianza, de sentir estar equilibrado o no preocuparte por las horas siguientes.
El atardecer se podría llamar “la calma antes de la tormenta”, la certeza de una nueva luz o la añoranza del paso de las horas, y con ese sentimiento pareciera que el tiempo pasa más rápido, amenazado por la belleza que tiene; si todo el tiempo es un buen momento para tener nostalgia, este es el ideal: la sombras vuelven a ser largas, buscándose entre ellas, demandando más espacio e importancia. Si las de la mañana eran una alusión al futuro, estas lo son al pasado.
El corazón se te acelera mientras corres para alcanzar al tiempo, intentando vivir el presente, y cuando la sorpresa de la oscuridad te atrapa en un instante, sueltas un suspiro, observas el reloj y te arrepientes de las cosas que aún no has hecho. Quisieras pedir una prórroga, un último minuto de luz en tu vida cíclica, y deseando más, esperas al siguiente día en un bucle que no es igual pero que siempre regresa.