Artes escénicas: TEATRO
Germain Mateos
El libro fantasma del Libro uruguayo de los muertos: una puesta en escena gourmet
Después de ilustrar las ausencias que trajo consigo el encierro con sus relatos sobre el recuerdo en su obra virtual Sobrevivir, el Grupo Representativo de Teatro de la universidad, bajo la dirección del maestro Emiliano Guerrero Galindo regresa a los escenarios presenciales con una obra muy diferente a lo que, como espectadores, estamos acostumbrados a presenciar.
Sucedió el 31 de octubre de 2022 en el marco de las festividades de Día de Muertos. Se trató de una adaptación libre de fragmentos seleccionados —aquellos con los que se sintieron profundamente identificados— del libro fantasma del Libro Uruguayo de los Muertos, escrito por Mario Bellatín que, cómo combustible, fungieron para deflagrar su accionar histriónico sobre la escena y generar una experiencia de profunda endopatía.
Es menester mencionar que los relatos que constituyen esta obra fueron entramados de forma inconexa, aunque hilados sobre lugares comunes en los que se reunían de pronto para darle sentido a la obra. Es decir, no hubo un principio ni un fin: la estructura narrativa nunca fue lineal; pero existieron nodos temáticos, a veces recurrentes.
Siguiendo libremente las instrucciones que Bellatín da en su obra, el Representativo de Teatro logró construir una historia como libro fantasma. Esto es, una versión del libro sin la parafernalia editorial y complejidad estructural, convirtiéndose en una materia sencilla, accesible para los espectadores. De esta manera invitó a la audiencia al esfuerzo mínimo, sin sobre-pensar la trama y hacer de la lectura un simple goce sin pretensión temática. De otro modo, un espectador que se agota en la búsqueda de un significado lógico y una sola línea narrativa puede perderse en el aburrimiento y la frustración absoluta.
El libro fantasma del Libro Uruguayo de los muertos es una gran aventura escénica, llena de formas geométricas e intrigas crueles
La obra comienza desde el primer paso que introduce al espacio escénico: desde el umbral del Gimnasio Auditorio ya fuimos testigos de nueve seres extraños que sobre el proscenio sostenían, sin mucha fuerza aparente, un conjunto de bastones cortos de color rojo, además de tener pintadas sobre sus rostros el característico maquillaje kabuki de representación escénica japonesa. ¿Por qué están ahí? ¿Qué representan los halos rojos que sostienen en forma de vara? ¿Cómo logran mantenerse estáticos durante tanto tiempo? ¿Qué es esta música que suena y por qué connota Asia? Así comienza el lóbulo frontal a jugar con la generación de experiencia estética, cuestionando todo –o quizás no– lo cual funciona de maravilla para ser espectador de esta obra.
la manía y
la muerte,
el alma inmaterial del libro,
vehículo de aceleración de ideas
A continuación, escuchamos la sinopsis del libro de Bellatín, que al mismo tiempo es sinopsis de la obra y más adelante se recitará de nuevo, como discurso dramático. Una nueva intención, el mismo contenido: se hizo hincapié en el orden mundial, la manía, la muerte, la materialidad del libro, su alma inmaterial y su intención como “vehículo de aceleración y distribución de las ideas”.
En términos generales, la obra puede dividirse en dos secciones: Prólogo y primer acto. El prólogo consiste en lo que se menciona en el apartado anterior de este texto: lectura de sinopsis y recepción de la audiencia en el auditorio. El primer y único acto es un conglomerado de secuencias corporales de mucha crudeza y crueldad. Es ahí donde los relatos se materializan en la expresión corporal de los actores. Algunos abordan la discriminación y la segregación que se vive en la actualidad; otros, circunstancias más íntimas y cotidianas como una gripe que se agrava. Todo este cúmulo de historias tienen como suelo común el tema de la familia y el abandono. La familia como núcleo e institución fundamental para el sostén de las sociedades; pero en una sociedad post moderna donde reina la indiferencia, habría que pensar en un núcleo que parte desde lo vil y lo maquiavélico que desde allí se engendra y se forja, que es justo lo que el Grupo Representativo de Teatro retrata en la obra. Lamentablemente y por cuestiones diplomáticas, la obra se ve truncada hacia su desenlace, pues todo el potencial que se venía desarrollando durante veinte minutos de primer acto, cesan sin previo aviso ni ritmo que permita inferir el final, como un plato gourmet en un restaurante de prestigio: delicioso pero muy pequeño, muy breve.