un encuentro con bandas de todo el país
reencuentro con el festival nacional de bandas sinfónicas infantiles y juveniles
por Ninandii Antonio
El viaje ya estaba anunciado; la salida indicada en el calendario marcaba el cuatro de febrero a las 10:30 pm, el destino, San Pedro Tultepec, Lerma Edo. La Banda de la Universidad La Salle ha participado consecutivamente por tres años en el Festival Nacional de Bandas Sinfónicas Infantiles y Juveniles en San Pedro Tultepec. Esta es una de las actividades que se han retomado después de la pandemia. Los sonidos, las geografías, las experiencias no pueden permanecer encerradas: surge de su mismo centro la posibilidad de cambiar, de expandirse, de transformarse, de definirse por sí mismas como sucede con la Banda de nuestra universidad
Nuestra banda está conformada en su mayoría por nuevos intérpretes de diferentes licenciaturas y del bachillerato, originarios de diversas regiones de Oaxaca; tenemos integrantes que han pertenecido a esta agrupación musical por un periodo considerable y han visto cómo el flujo de integrantes, según la dinámica del bachillerato o de la universidad, modifica los aires de nuestra Banda: en las áreas representativas de cultura se encuentran integrantes que destacan por su esfuerzo y perseverancia sin distinción de grados académicos.
Fue un viaje largo y cansado como todos los viajes donde el sueño y la comodidad no son compatibles. Pero la incertidumbre y el ánimo jovial de esta generación los mantuvo siempre sonrientes y a flote. El sábado cinco de febrero, Tultepec nos recibió con cuatro cálidos grados centígrados y un paisaje cubierto de neblina.
Jamás la lógica del mundo nos ha dividido
Ni el futuro tan incierto nos ha preocupado
Evoqué de inmediato a Vicentico; había que mantener un poco de melancolía. Estar lejos de casa, de la familia, estar en otro lugar, refirma nuestra identidad.
A la llegada, los organizadores nos ofrecieron el desayuno y posteriormente los chicos se alistaron para comenzar los ensayos en el atrio de la Iglesia del Calvario. Había bandas de Hidalgo, Texcoco, Toluca, Estado de México, Puebla Michoacán y claro, Oaxaca. Cada uno sabía su tiempo, su lugar. El Concierto magno en el que participan todas las bandas simultáneamente estaba programado para el segundo día, y unificar a tantos músicos alternando diez directores diferentes no es tarea fácil. Con cada inicio y cambio de director recaían sobre los músicos palabras de aliento y luego unas enérgicas llamadas de atención con el fin de que los jóvenes mejoraran su destreza. Más de uno no tenía las partituras y se acercaban a sus compañeros para poder llevar el paso; otros eran auxiliados por los más avanzados. Era de repente como un gran tequio: todos colaborando incluso sin conocerse, sin saber sus nombres o procedencia. Simplemente estaban ahí para tocar, para dar lo mejor y logran un gran espectáculo.
Por separado cada banda tendría su turno para un recital individual. A nuestra banda le tocaba el mismo sábado después de un desfile por las principales calles de Tultepec, así que terminaron el primer ensayo general y se dirigieron a comer. Los organizadores hicieron cuatro platillos diferentes: mole, pipián, costilla en salsa verde y tacos al pastor. La gran mayoría se formó en la fila de los tacos.
El desfile comenzaba; era un mar de música, los habitantes salían a grabar y tomar fotos con sus celulares. Tultepec es reconocido por trabajar la madera y tener una avenida dedicada exclusivamente a la venta de muebles. Si fuera una película animada, hasta los muebles saldrían a desfilar por las calles al son que se les tocaba. Aunque San Pedro Tultepec es un lugar reconocido, conserva sus aires pueblerinos; las calles no son muy grandes y realizan esta festividad en honor a la virgen de la Candelaria. El recorrido concluyó en el atrio de la Parroquia de San Pedro Apóstol donde se realizaron los conciertos.
En el recital, la banda dirigida por el maestro Juan Limeta Aquino tocó con gran ímpetu y emoción. Tanto que al finalizar hubo quienes se acercaron solicitando discos de la Banda, pues las interpretaciones de Mujer Oaxaqueña, Sones y Jarabes Mixes, El mayordomo invita, Sones de Pinotepa Nacional y finalmente Dios Nunca Muere enamoraron a la audiencia. El primer día concluyó, los chicos visitaron la feria llegamos al hotel ya cansados y con el siguiente día casi en las narices, hubo que dormir profundamente para reponer fuerzas al cuerpo. El segundo día no fue más tranquilo que el anterior; inmediatamente que estuvimos listos nos trasladamos al punto donde almorzaríamos y posteriormente al ensayo. Como este día nuestra Banda no tendría audición, se programó una salida a Metepec.
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En esta ocasión el ensayo fue más ameno, el descanso favoreció la concentración y el desarrollo de cada uno de los integrantes. No así las observaciones de los directores que recalcaban la falta de partituras pues las que se distribuyeron seguían sin ser suficientes.
-Regresamos a lugar… No se adelanten en el tiempo…. Piano….Más fuerte…No sé qué vamos a tocar hoy-
La presentación se acercaba y los directores no se encontraban muy convencidos –típico de los directores, en mi experiencia nada los convence hasta que el trabajo está hecho.
Con todo y sus bemoles se concluyó el ensayo; a nuestros jóvenes no les afectaron las fuertes observaciones; ellos querían llegar ya al pueblo mágico. Ni bien concluyó el ensayo, tomaron los instrumentos, los metieron en sus fundas, las cerraron y pum estaban ya listos en los asientos del autobús. Ya en Metepec, tuvieron una hora y media para visitar y comer. Al regresar a Tultepec, hubo que caminar nuevamente cargando los instrumentos, adentrándose en la feria y esquivando ambulantes. Había que regresar al hotel para asearse, cambiarse y estar listas y listos para el Concierto magno.
Finalmente llegó el momento esperado. El Concierto magno comenzó, eran más de 300 músicos de todo México en escena. El atrio de la parroquia donde se presentaron se convirtió en una gran sala de conciertos por dos días. Podemos describir el concierto como un portal de tiempo y espacio que se quedó grabado en el corazón de cada uno de los presentes. Fue increíble escuchar a esa gran Orquesta: despertaron sueños, anhelos y seguramente evocaron muchas memorias lejanas en los espectadores con cada interpretación.
Al finalizar el concierto hubo regalos y reconocimientos a las bandas participantes, directores, pero sobre todo la satisfacción de cada uno por haber participado; se puede decir también que nuevos sueños nacieron.