CREA | ULSA Oaxaca

Emanar luminosidad

Días llenos de luz, tiempo lleno de vida

Maestra Laura Juárez Villanueva

Directora de Formación Integral y Bienestar Universitario

Foto: Celine Villalobos, Grupo Representativo de Fotografía

Luz, de acuerdo al concepto, es el agente físico que hace visibles los objetos; claridad que irradian los cuerpos en combustión, ignición o incandescencia. Tiempo es la magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro, y cuya unidad en el sistema internacional es el segundo.

En la vida, los seres humanos experimentamos sin duda días luminosos y días sombríos, mientras el tiempo persiste en su marcha sin alteración alguna. Al tiempo no lo podemos alterar, no podemos sobornarlo para agregar ni un minuto más para cumplir nuestras necesidades, caprichos o deseos; más bien somos nosotros quienes tenemos que ajustarnos en relación a él.

Hay un momento para cada cosa: un tiempo de nacer y un tiempo de morir, un tiempo de plantar y un tiempo de cosechar, un tiempo de enfermar y un tiempo de sanar, un tiempo de demoler y un tiempo de construir, un tiempo de llorar y un tiempo de reír, un tiempo de abrazarse y un tiempo de soltarse… Un tiempo de rasgar y un tiempo de coser, un tiempo de buscar y un tiempo de encontrar. Eclesiastés 3.

Todos tenemos la posibilidad de gozar días llenos de luz, es decir, tiempo lleno de vida. El don de vivir es mejor cuando se vive con la conciencia de aprovechar cada segundo que respiramos, porque hablamos del recurso más valioso y no renovable que poseemos los mortales. Es muy conveniente también tener presente que hacer el bien durante el tiempo que permanezcamos en esta vida, hará más significativo nuestro transitar y posteriormente nuestro trascender.

En los últimos meses he sentido añoranza por momentos del pasado que disfruté con seres queridos que ya no están. He deseado también regresar el tiempo y rectificar acciones; y más aún, he anhelado un futuro que no es garantía de alcanzar, pero eso no es posible.

Hace unos días en una plática cotidiana sobre la cantidad de actividades y compromisos que nos agobian a la mayoría de las personas, repetí mi expresión familiar: “no me alcanza el tiempo”; y alguien me preguntó: ¿cuál será el secreto para aprovechar más el tiempo? Me quedé pensando unos segundos para mis adentros y dirigiendo la mirada hacia el cielo, seguido de un suspiro y súbita -pero sincera- reflexión, contesté: se trata simplemente de <VIVIR, de VIBRAR> en total sintonía con cada latido del corazón. Se trata de vivir intensamente el presente con todos los matices claros y obscuros que forman parte de la vida. Esforzarnos para amar, aprender, cambiar, evolucionar, abrazar, perdonar, contemplar, llorar, valorar…

se trata simplemente de <VIVIR, de VIBRAR> en total sintonía con cada latido del corazón

La vida deberíamos de gastarla y entregarla sin alardes, de manera natural, como el agua de los manantiales que brota sin condición para quien quiera aprovecharla, como el frescor que ofrece el viento una tarde cualquiera, como la tierra que regala sus frutos para ser sustento, y el sol que sale para todos brindándonos su cálida luz todos los días. Hay que ser y estar hoy, en nuestro tiempo, irradiando toda la luminosidad posible que emana de nosotros. Porque, sencillamente, el presente es lo único seguro que tenemos.

https://dle.rae.es/luz

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