Revolución digital que desafía la estabilidad financiera

Criptomonedas
Valentina Ríos
Grupo Representativo de Escritura Creativa
Desde hace varios años hemos podido ver cómo el mundo ha ido evolucionando tecnológicamente; durante el siglo XXI surgen grandes cambios que han llegado a revolucionar la estructura social-organizacional que solíamos tener. Desde hace tiempo hemos escuchado hablar de un término nuevo bastante interesante, el cual no tiene una naturaleza tangible o mecánica, no hace uso de ruedas ni de combustible y es completamente digital: las criptomonedas.
Pero… ¿Cómo surge este término? Nacen en un momento de grandes avances tecnológicos, por un desarrollador anónimo bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto. Son un activo digital que no se encuentra respaldado por ningún tipo de banco; su cambio depende mayormente del usuario poseedor de las mismas, por lo cual el hecho de no estar afiliadas a ninguna institución bancaria hace que cuenten con una notoria inestabilidad: en cuestión de horas, su valor puede generar grandes incrementos económicos o grandes pérdidas monetarias.
La volatilidad en esta moneda nos hace plantearnos una gran pregunta: ¿Pueden las criptomonedas realmente convertirse en un sistema financiero confiable o son simplemente un espejismo creado por la especulación masiva que generamos como sociedad?
Las máquinas del siglo XX como precursoras tecnológicas
El siglo XX estuvo marcado por el auge de las máquinas físicas que lograron revolucionar la manera en que los seres humanos solíamos trabajar. Las fábricas, alimentadas por motores y maquinaria industrial, permitieron una producción masiva de bienes. Un gran cambio fue el automóvil que con su motor de combustión interna transformó la movilidad humana. El inicio de las computadoras, aunque rudimentarias, ayudó a una increíble revolución informática.
¿Qué tienen que ver las grandes invenciones del siglo XX con nuestro tema principal? Aunque no lo parezca, el auto y las computadoras son muy similares entre sí, pues comparten una característica: ambas tienen estabilidad. Los motores no fluctuaban en su funcionamiento de un día para otro; las fábricas producen a un ritmo constante. Dicha confiabilidad fue elemento clave para el crecimiento económico y social. Y las computadoras arrojan los mismos resultados ante el mismo input. En contraste, a pesar de que este término cuenta con una herencia tecnológica, las criptomonedas se comportan de una manera muy distinta.
Máquina del siglo XXI: LAS CRIPTOMONEDAS
Este nuevo tipo de moneda hoy en día representa una nueva forma de “máquina” que no funciona de forma física, sino de manera virtual, ya que operan con un sistema de blockchain que garantiza la seguridad y la transparencia.
Un blockchain es una cadena de bloques de datos que no se pueden duplicar, distribuida en millones de diferentes ordenadores, siendo este el “motor” de las criptomonedas. Esto demuestra que, así como las máquinas de vapor impulsaron la Revolución Industrial, el blockchain impulsó la revolución digital.
Bitcoin (lanzado en 2009) fue el primer tipo de moneda de esta índole, seguida por muchas otras como Ethereum, que juntas han creado un gran ecosistema financiero. Sin embargo, a pesar de su innovación, muestran una volatilidad que genera grandes cambios en su valor, lo que las ayuda a distinguirse de las máquinas del siglo XX. Mientras que las máquinas físicas proporcionaban una estabilidad para la producción y el crecimiento, las criptomonedas parecen ser un entorno lleno de incertidumbre.

La inestabilidad de las criptomonedas
La gran inestabilidad de las criptomonedas se debe a múltiples factores, siendo la especulación uno de los principales. A diferencia del dinero común, que se encuentra respaldado por reservas de los gobiernos y bancos centrales, las criptomonedas dependen únicamente de la oferta y la demanda en el mercado, lo cual las convierte en un blanco fácil para la especulación y los grandes cambios de los precios. En cuestión de días, Bitcoin puede perder o ganar miles de dólares en valor, lo que puede generar pánico o euforia entre los inversionistas.
Otra fuente de inestabilidad es la falta de regulación. Mientras que los sistemas financieros tradicionales están regulados por los Bancos Centrales como medida de prevención contra fraudes -y de esta forma brindan protección a los inversores- las criptomonedas son vulnerables ante manipulaciones en el mercado y actividades delictivas, al operar fuera de estas estructuras.
Además, se ven influidas por factores externos, como lo son las declaraciones hechas por figuras públicas o políticas. Un ejemplo de hoy en día son los tuits que puede realizar un empresario conocido, los cuales pueden causar que el valor de esta moneda disminuya o se incremente en cuestión de minutos.
A nivel global, las criptomonedas han desafiado las estructuras comunes de un banco; algunos países las han adoptado como moneda de curso legal, mientras que otros las han prohibido completamente. Sin embargo, su futuro sigue siendo incierto, y aunque ofrecen una alternativa interesante a las monedas tradicionales, su volatilidad y su falta de regulación hacen que su adopción masiva sea difícil de prever.
Las criptomonedas y su relación con la delincuencia
Las criptomonedas no están exentas de vínculos con actividades ilícitas: en los últimos años han sido relacionadas con delitos como el narcotráfico, la trata de personas, la prostitución y el lavado de dinero. Un caso reciente es el de Diet Bitcoin (DDX), una criptomoneda creada por Roberto Escobar, hermano del famoso narcotraficante Pablo Escobar. Lanzada con la promesa de revolucionar la industria y competir con Bitcoin, la moneda ha sido objeto de controversia y pérdidas significativas para sus inversionistas.
El narcotráfico no es el único sector interesado en este tema. En 2019, la policía mexicana arrestó a Ignacio Santoyo, acusado de explotación sexual de más de 2,000 mujeres. Su detención no fue gracias a las declaraciones de las víctimas, sino a sus inversiones en este activo digital, las cuales dejaron un rastro digital que permitió su captura.
Carteles como el de Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa también han comenzado a hacer uso de estos instrumentos financieros para lavar dinero, una tendencia que se incrementó con la pandemia de COVID-19. Como dijo Santiago Nieto, jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera de México: Hay una transición para cometer delitos en el ciberespacio, como adquirir criptomonedas para lavar dinero… y la pandemia la está acelerando.
Para terminar
Las criptomonedas han surgido como un producto de la revolución digital del siglo XXI, poniendo a prueba los sistemas financieros convencionales con su naturaleza descentralizada y virtual. Aunque nos ofrecen grandes oportunidades como la seguridad del blockchain y la posibilidad de transformar las finanzas a escala global, también implican grandes riesgos debido a su inestabilidad y falta de regulación. Además, la relación de estas monedas con actividades ilícitas y su fácil manipulación generan incertidumbre a largo plazo para sus poseedores. En conclusión, las criptomonedas presentan una gran innovación en el sector financiero; su aceptación dependerá de cómo se pueda superar sus desafíos y lograr un equilibrio entre seguridad, estabilidad y confianza.
Créditos de imágenes en ilustraciones:
Andrew Butko, CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via Wikimedia Commons
Scott Semans World Coins (CoinCoin.com), CC BY 3.0 <https://creativecommons.org/licenses/by/3.0>, via Wikimedia Commons
Classical Numismatic Group, Inc. http://www.cngcoins.com, CC BY-SA 2.5 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.5>, via Wikimedia Commons
Deflim, Public domain, via Wikimedia Commons
Satheesh Sankaran, CC BY-SA 2.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0>, via Wikimedia Commons
Uutela, CC BY-SA 3.0 <http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/>, via Wikimedia Commons