Lo poético en otra lengua
¿Alguna vez has sentido que las palabras no alcanzan? De manera errada o no, se puede dar una respuesta. Las palabras nunca alcanzan en un idioma extranjero, porque no siempre es posible transportar una idea o una emoción en su totalidad. En términos de traducción, siempre hay una pérdida. Esto, para lo que un mundo occidentalizado denomina una lengua originaria, es una triste conducta adquirida desde su momento de sumisión. ¿Qué tanto han perdido las lenguas en México? Reducirlo a una cifra es absurdo, delimitarlo a una frase es denigrante.
Una de las limitantes más grandes a la que el humano se enfrenta tiene sus orígenes desde la antigüedad. Así como las civilizaciones del viejo continente se vieron fuertemente dominadas por los romanos (quienes a su vez fueron dominados intelectualmente por los griegos), nosotros nos mostramos postrados ante los grandes monstruos del capitalismo. Nos reducimos al idioma del colonizador, de una barbarie que lleva a la evolución por lema. Esto no significa que estos idiomas no sean ricos a su manera; cargan con historia, con complejas transformaciones, pero estas diversidades se antepusieron de manera violenta ante miles de culturas.
Es posible brindar muchos ejemplos en cada lengua, pero en este caso quiero compartir una frase en Zapoteco que permita destacar su riqueza y profundidad. Identificar cómo funciona es difícil, comprenderla desde la mirada eurocentrista lo es aún más. Sin embargo, en el tiempo que llevo aprendiendo e interiorizando su uso me he percatado de una cosa: la gran limitación del español para explicar cómo nos sentimos. En español se tienen palabras en específico para ideas en concreto: amar, odiar, alegrarse, enojarse. Son solo unos ejemplos de conceptos establecidos (pero no poco complejos) que empleamos en nuestra vida cotidiana.
En Zapoteco, para explicar gran parte de los sentimientos se pone de por medio al corazón
Solarización de Jimena Hernández. Grupo Representativo de Fotografía
El Zapoteco no funciona así. ¿A qué se refiere uno cuando dice que ama a otra persona? ¿Cuándo la odia? ¿O cuándo se describe como un ser alegre? ¿Qué condiciones lo delimitan? En Zapoteco, para explicar gran parte de los sentimientos se pone de por medio al corazón. El corazón es el centro, es el motor que impulsa a los seres humanos. No se conoce otra manera de decir te amo que no abandone la individualidad, en donde uno mismo acepta que alguien más influye en nosotros y que tiene efectos en nuestro corazón.
En un te amo se parte del yo. Yo ejerzo una acción sobre ti. El Zapoteco va más allá, rompe la barrera del egoísmo y acepta que algo externo tiene un efecto en nosotros. Aquí no se dice te amo, lo que se dice se puede interpretar como tú haces grande mi corazón. Se le da el reconocimiento al otro de una gran bondad, uno aprende a aceptar y a recibir.
Esta frase está tan viva, aunque pertenezca a un idioma minoritario, porque rompe con lo abstracto de amar y la esencia de sentir algo permanece. Esta expresión, que engloba calidez y afecto, es un tesoro para quienes hablan zapoteco, una joya inaccesible para los que no comprenden esta lengua, y una manera de recordarle a los otros que se necesita un corazón para sentir lo que es el amor.