Un llamado a la acción
Laura Juárez Villanueva
Directora de Formación Integral y Bienestar Universitario
Si de verdad queremos construir una ecología que nos permita sanar todo lo que hemos destruido, entonces ninguna rama de las ciencias y ninguna forma de sabiduría puede ser dejada de lado; tampoco la religiosa con su propio lenguaje.
I. La luz que ofrece la fe (63). Laudato Si, Papa Francisco
De acuerdo con los resultados del Índice de Ecología Integral Humanista 2021 presentados recientemente por el Observatorio Laudato Si y la ODUCAL (Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe), queda claro que el problema ecológico es una realidad global, y que es evidente la interdependencia que nos recuerda que la vida de todo ser depende de otros para sobrevivir y desarrollarse. Todos, humanos inclusive, nos encontramos en el mismo proyecto común.
En la recta final del año 2022, cuando algunos países han declarado terminada una de las peores crisis mundiales de los últimos años –la pandemia por Covid 19– somos testigos a través de los medios de comunicación internacionales de noticias como: La ONU valida récord de temperaturas de 38 grados en el Ártico. Aves caen del cielo debido a temperaturas récord en India. Los mosquitos transmisores de malaria en África son sensibles al deshielo en Groenlandia. El 91% de la Gran Barrera de corales australiana sufre un blanqueo masivo…
En México hemos experimentado, al menos en los últimos tres años, los efectos del fenómeno migratorio: millones de personas buscan mejorar su “calidad de vida” migrando a nuestro país. Actualmente en Oaxaca enfrentamos el problema de la recolección de basura; más allá de la responsabilidad de quienes han detentado la administración pública en periodos recientes, la realidad es que hemos rebasado los rellenos sanitarios, que no hemos adquirido una cultura de responsabilidad, clasificación y previsión en el manejo de los desechos. Todo ello ha aumentado la generación de dinámicas de presión y desestabilización social que conducen a escenarios de violencia.
Es urgente una respuesta de nuestra parte. Este llamado a la acción es abierto, permanente y requiere de mucho esfuerzo para buscar soluciones concretas ante la situación ambiental que vivimos. Pese al rechazo de la mayoría de los gobiernos en Latinoamérica y de nuestro propio país, es necesaria la implicación por parte de quienes formamos la sociedad civil. ¡Que nuestra existencia en este mundo sea significativa e incida de manera concreta en la realidad que vivimos de manera cotidiana! Hay mucho por hacer.