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dossier migración 1

José del Bosque Joch:  Logré ver más allá de la pantalla. Deslizarse, vía testimonio, a un lugar virgen, inexplorado, y corroborar la magia de la virtualidad que hace tácita a la prosa… que encarna en un tajo de pantalla un sitio al que uno tiene que ir – ¿o regresar?

Cuatro esquinas de lienzo, de luz y de pixeles, comunicación hecha imagen pura.

La Bienal de Escritura Creativa, celebrada los días 24 y 25 de febrero de 2023, puede ser descrita como un momento de catarsis, de coalición de mundos y como un mosaico de ideas que migran de puerto a puerto. Este evento también funge como una oportunidad de conocer y compartir, de retar y aventurarse en conceptos poco explorados, todo con personas que se mantuvieron inmateriales hasta el momento del encuentro virtual.

Para adentrarnos en lo que es la Bienal como experiencia, Epicentro conversó con el profesor José del Bosque Joch, acompañante y guía del equipo Secta Alpha y docente de creación literaria de La Salle Saltillo. A lo largo del recorrido, se abordaron cuestiones de preparación, desafíos, expectativas y momentos de lo que sería este nuevo vínculo naciente de un escenario complejo, tanto desde la literatura como desde las emociones.   El profesor José del Bosque explica esta nueva vivencia como algo que recaía, inevitablemente, al migrante acercamiento hacia la pantalla multi-mediática, a saber: montar una expedición ocular-auditiva al lenguaje. Partiendo de la premisa de solo tener conocimiento que se trabajaría con cuatro personas que se encuentran en otros extremos del país, se puede interpretar como una situación de alto estrés. La realidad solo se aleja un poco.

El estrés y la adrenalina fueron factores emocionales presentes, pero una vez que este proceso, explicado por el profesor Joch como de acompañar y discernir las múltiples voces, llegó a atravesar la franja imaginaria entre el Distrito Lasallista México Norte y el Distrito Antillas-México Sur; se llegó a un proceso virtuoso en donde la escucha y la lectura se convirtieron en una ola que estalla, estrepitosa y sinfónica. Durante todo el evento, la agilidad por parte del mentor y de los demás estudiantes, Sofía Osnaya de La Salle México, Fernando Krauss de Bajío, May Ulloa de Oaxaca y Quetzalli Cervantes de Nezahualcóyotl fue tan fina, que solo bastó dejarse llevar para que cada obstáculo se disipara.

Algo efervescente y descabellado, siempre apostándole al escenario más complejo. Para el profesor José del Bosque la preparación en este evento fue más allá de adentrarse en lecturas, libros y películas para tener referencias actuales; el verdadero reto en este proceso migratorio fue saber cruzar y atravesar fronteras -no solo espaciales o culturales- sino esas que interpelan a la interioridad, la propia espiritualidad.  Porque toda migración (de ideas, emociones o letras) apela a un cambio irreversible, apela a una transformación interna que crea la necesidad de brincar de pantalla a pantalla.

montar una expedición ocular-auditiva al lenguaje

Dentro de este ejercicio extraordinario, con expectativas que quitan el sueño, las sorpresas llegaron al final, aunque no menos importante, en el resultado final de la convivencia. Desde el grácil hallazgo de que un potencial ingeniero en Tecnologías y Soluciones de Negocios pueda retozar y brincar a caballo virtual para crear personajes con nombres tan sugerentes como: ‘Diéresis’, ‘Tilde’ o hasta ‘Coma’, hasta llegar con una jovencísima narradora -de quince años- que es capaz de trenzar una narración que nos derrumba el Mundial ’26 con un hito que agudiza todos los foquitos de la reflexión, o con las intervenciones de una chica que provocaban soltar cordones de afecto al recordar andanzas cotidianas.

Cada una de estas personas que perduran en cada integrante como una experiencia, como un detonante, son la esencia de lo que se busca en un evento como lo es la Bienal. No solo es necesario el intercambio literario y cultural, se requiere un contacto virtuoso que nos exponga a contrastes y a hacer alquimia con cada mente-proceso-idea. Finalmente, el profesor José del Bosque (a quién agradecemos por la oportunidad de haber conocido un pedacito de Saltillo), entre frases conmovedoras e ideas fue no solo un participante más, fue un detonante en sí. Fue cambio, innovación y descubrimiento. Fue la ruptura de muchas estructuras y el descubrimiento de otras en los confines de lo que implica la creatividad.

Soy un convencido de que los jóvenes, con quienes compartimos aula, son capaces de enseñarnos más de lo que uno traía en un portafolio con póstits y membretes. ¿Quién es uno? Allí está el ‘desafío’. Entenderse como conductor y, como dijo Chesterton, ‘saberse más chico ante algo gigantesco’.

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